domingo, 10 de octubre de 2010

CACERIA DE BRUJAS

Han pasado diez días del lamentable acontecimiento vergonzoso que quedará en la memoria de los ecuatorianos. La factura pasada a los ecuatorianos por el Presidente Correa son diez muertos y más de 280 heridos. Correa debería cargar en su conciencia los muertos y heridos, pero quienes seguimos de cerca sus pasos, sabemos que vivirá en paz consigo mismo y sus gobiernistas, buscando nuevas aventuras para mantener “su popularidad” a costa del hambre, miseria y falta de trabajo para sus gobernados. Lo único de positivo que avizoramos, que advertimos, es que los ecuatorianos estamos preparados y dispuestos a luchar por la libertad de expresión, la libertad de prensa. Si Correa insiste en arrebatarnos nuestras libertades, correrán ríos de sangre, porque sabremos defenderla con nuestras vidas.

No está por demás indicar que lo peor que le pasó a los ecuatorianos el 30 de septiembre, es la confirmación de que nuestra patria ha sido dividida a extremos insospechados por obra y gracia de un mandatario autoritario que desde el inicio de su gobierno no ha hecho más que romper con toda la institucionalidad del Estado. Tenemos una dictadura disfrazada de socialismo del siglo XXI, pero la Democracia que reclama el mismo Correa y sus amigos Chávez, Morales, Ortega, el ALBA, la OEA, la UE, etc., ya la perdimos desde hace rato, y aquéllos que señalo antes, jamás han dicho que Ecuador, un país eminentemente pacífico y democrático tienen un dictador, un opresor, un totalitario, un mandón, un absolutista. Ciegos, sordos y mudos aquéllos que desconocen la verdad de los hechos.

El auto secuestro del Presidente queda confirmado. La cacería de brujas que habíamos enunciado está a la orden del día. Secuestro real a policías insurrectos para llevarlos a declarar en la Fiscalía, sin acatar el debido proceso, violando sus garantías constitucionales, aunque se hayan rebelado contra sus superiores. Órdenes de prisión para un proceso investigativo, con el que pretende castigar a los policías y atemorizarnos a los ciudadanos, a los civiles. Un Fiscal General amigo íntimo de Correa que ordena a todos los fiscales de la patria para que emprendan una verdadera caza de brujas. Quieren resultados. Quieren presos. Quieren culpables. Quieren demostrar ante el país y el mundo que hubo intento de golpe de estado.

Son las mismas autoridades que no se ponen de acuerdo si hubo rebelión, motín, conspiración, plagio, tentativa de homicidio, subordinación, o si hubo secuestro o no al Presidente. Lo que vimos en los medios televisivos no pertenecientes al Gobierno, vimos a un Correa derrotado, llorón, solitario, que presuroso salía del cuartel policial para refugiarse en el Hospital de la Policía. Allí no vimos un secuestro. No vimos que ninguna persona, peor un policía haya retenido indebidamente al Presidente y lo haya llevado de rehén hasta el hospital policial.

Lo que se vio desde las 07h30 del 30 de septiembre, fue un centenar de policías que no habían ido a sus puestos de trabajo, y poco a poco iban recibiendo el respaldo de otros policías acantonados en otros cuarteles y provincias. ¿Qué si fue una rebelión? Particularmente opino que si hubo una rebelión. Los policías se rebelaron para exigir que no se les quite sus derechos económicos; que no les quiten su derecho a ser condecorados en sus ascensos; que no se les escatime unas bonificaciones pecuniarias; y, principalmente, que se vayan a su casa los generales de la cúpula por corruptos y porque no defendieron sus derechos. Es verdad que el levantamiento público es un delito contra el orden público, delito que es penado tanto por la ley civil como la militar, pero no es verdad que la rebelión haya estado encaminada para derrocar a Correa.

Incluso podríamos decir que más que rebelión en contra de Correa, fue un movimiento desordenado de policías contra sus Jefes policiales, y una protesta contra Correa por haber ordenado a los Asambleístas del gobierno, de Alianza País, a que con sus votos, aprueben el veto elaborado por el Presidente, con el que realmente les privó a más de 90.000 policías y militares sus derechos adquiridos, al igual que a más de 400.000 burócratas. Esta insurrección únicamente pretendía mantener sus derechos, pero jamás existió el famoso intento de golpe de estado. No está por demás adelantarnos a decir que el Presidente Correa y su agencioso Fiscal Pesántez moverán cielos y tierra para hallar culpables del “intento de golpe de estado”.

Los conspiradores policías que reclamaban sus derechos fueron unos pocos, hasta que Correa llegó al Cuarte Policial en forma prepotente; ofendió a los policías, los aguijoneó, hasta que ellos le ofendieron verbalmente. Llegó al colmo de pedir que le maten, y ahora los gobiernistas quieren acusar a los policías conspiradores por el delito de intento de homicidio al Presidente. Recuerden ecuatorianos, que si los policías, o los golpistas que están solo en la mente de Correa, hubiesen querido matarlo, lo hubiesen hecho cuando Correa los ofendió y ofreció su pecho tal cual un mártir. Los policías tuvieron más de 14 horas para matarlo y no lo hicieron.

Es más, el Presidente siempre estuvo custodiado en el Hospital Policial por miembros de la policía. Recibió a sus amigos, a la prensa, a legisladores gobiernistas, etc. Simplemente sus cálculos políticos le salieron mal y hubo una orden estúpida de enviar a los militares para que ingresen a rescatar al Presidente. Lo cierto es que cuando seis militares de élite lograron llegar primeros hasta la habitación donde minutos antes había estado el Presidente, fueron informados que el Presidente había sido liberado por la policía, y sin embargo, seguía el cruce de balas. Claro, Correa había negociado con la policía para salir del hospital, pero los policías no aceptaron que Correa vaya a reunirse con sus huestes civiles que estaban con frente al hospital, sino los policías lo evacuaron por la vía rápida que queda detrás del hospital.

Ahora vemos lo que ya habíamos dicho, la cacería de brujas está en marcha. Están buscando como locos a los políticos de oposición que Correa ya los destruyó años atrás; han iniciado centenares de investigaciones para dar con los “golpistas” para luego, con o sin pruebas condenarlos. La persecución en Quito a presuntos “golpistas” responsables del fallido golpe de estado está a la orden del día. Ya vendrán detenciones contra personas que no son políticos, contra periodistas, contra personas que él llama pelucones o de derecha. La caza de brujas está para largo, y peor cuando los “conspiradores” están solo en la mente de Rafael Correa.

Preparémonos para los días difíciles. Esto es solo el comienzo. Viva la patria.

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