jueves, 28 de junio de 2007

¿SE LE OLVIDO AL PUEBLO ECUATORIANO?

¿Se le olvidó al pueblo ecuatoriano?
Los números no mienten. El 15 de octubre del 2006 el pueblo ecuatoriano acudió a las urnas para elegir un Presidente, diputados, consejeros y concejales. La primera vuelta electoral ganó Alvaro Noboa, con el 26% de los votos válidos.
El 26 de noviembre del 2006, en la segunda vuelta electoral, el Presidente Correa ganó a Noboa con una diferencia de 828.217 votos. Rafael Correa obtuvo 3.517.635 votos (56,67%), y Alvaro Noboa 2.689.418 (43,33%) de votos válidos. Los votantes o votos válidos fueron 6.813.421, incluidos los que votaron nulos y blancos que sumaron más de un millón de votos.
Si el Presidente Correa obtuvo una votación de 3.517.635 ciudadanos, en relación a los doce millones de ecuatorianos, esto quiere decir que Correa apenas representa al 30% de los doce millones de ecuatorianos.
También es cierto que para la Asamblea Constituyente, el sí ganó con 5.354.595 votos, que representa el 81% de los votos válidos. Por tanto, 1.458.826 ciudadanos votaron nulo, en blanco y por el no. Consecuentemente, no significa que todos los que votaron por la Constituyente, estén de acuerdo con Correa o con su gobierno, sino que esos ciudadanos votaron porque quieren una Constituyente, porque creen en un cambio o porque fueron engañados por una campaña política mentirosa.
Por ello, tanto el Presidente como sus seguidores deben estar concientes que ganaron las elecciones, pero que no representan a la mayoría del pueblo ecuatoriano o al menos que la mayoría del pueblo no está de acuerdo con su forma de ser, de no gobernar; de verlo a diario cómo insultador a un bravucón de barrio que hoy dice una cosa y a los pocos días procede de manera diferente; que sigue en campaña política aunque la Ley le prohíbe; que continua en tarimas, en radios, cadenas impopulares, insultando a diestra y siniestra a quienes no piensan como él; al aliarse con “los de siempre” con la partidocracia a la que ataca, consiguió desestabilizar a las instituciones del Estado como el Congreso Nacional, con la ayuda ingenua de los periodistas y medios de comunicación que no perdían oportunidad para caer como perros hambrientos encima de su presa, los “honorables diputados”; después violando leyes de este país y convenios internacionales ataca a personas y medios de comunicación, probablemente como una estrategia política para mantener su perfil alto; ofendió al Tribunal Supremo Electoral con declaraciones que decía desconfiar de ese organismo, minimizando su capacidad de decisión, para luego lograr una “cuestionada” mayoría con el PRE y los Sociolistos, para tener en su bolsillo al TSE. Nunca se supo oficialmente cómo consiguió esos votos. ¿Pero los ecuatorianos no somos tontos, ni ciegos, verdad? Recordemos que a través del TSE en forma inconstitucional descabezó a 57 diputados; en lugar de los destituidos puso en su lugar a los suplentes, que avergonzados de sus actos, de su poca ética, de su poca responsabilidad moral, de su poca integridad moral, de su ignorancia, salían de un hotel de Pifo tapados con manteles y asegurados por hombres de confianza del Gobierno, consiguiendo con ello un Congreso sumiso; ¿otra vez el hombre del maletín, tal y cómo antes se acusaba a la partidocracia?; esta nueva mayoría inconstitucional, destituyó al Tribunal Constitucional, y así mismo, violando la Norma Suprema, designó otros vocales. ¡Qué tal!
¿Recuerdan que Correa empleó en sus rabiosas e iracundas declaraciones las palabras “cuatro pelagatos” para referirse a los ciudadanos que no piensan como él?
Como los “cuatro pelagatos” somos más que los 3.517.635 votos que obtuvo en las elecciones, también podemos decir que “cuatro pelagatos” se reunieron en cualquier lugar y sin importarles el país, la Constitución en vigencia, redactaron los dos primeros decretos presidenciales, con lo que empezó la tragicomedia o ficción que vivimos los ecuatorianos.
El Decreto No. 1 lo firmó el 15 de enero del 2007, por el cual asume legalmente la Presidencia de la República. Los ecuatorianos no somos sordos ni ciegos ni mudos, pero miramos asombrados en la televisión cómo el Presidente Rafael Correa se ciñó la banda presidencial que dice MI PODER EN LA CONSTITUCIÓN, y sin embargo, a pesar de su obligación legal y moral, se abstuvo intencionalmente de jurar ante el Congreso Nacional, el respetar y hacer respetar la Constitución. En el considerando del decreto No. 1, consta una falsedad más grande que el Palacio de Carondelet, cuando dice: …“luego de haber prestado el juramento correspondiente ante el Congreso Nacional”….
El Decreto No. 2, publicado en el Registro Oficial No. 8 del jueves 25 de enero del 2007, recoge la convocatoria a Consulta Popular, para que el pueblo se pronuncie afirmativa o negativamente sobre la siguiente pregunta: “¿Aprueba usted que se convoque e instale una Asamblea Constituyente con plenos poderes, de conformidad con el Estatuto Electoral que se adjunta, para que transforme el marco institucional del Estado y elabore una nueva Constitución?
El pueblo se pronunció por el sí con 5.354.595 votos, sin entender el contenido de la pregunta, y lo que es más desconociendo que ese decreto violaba la Constitución, al dictar inconstitucionalmente un estatuto de elección, instalación y funcionamiento de la Asamblea Nacional, tomándose atribuciones que no las tenía. El pueblo no conoce que el Presidente, solo en los casos de urgencia, calificados previamente por el Congreso Nacional, con el voto de la mayoría de sus integrantes, podía someter a consulta popular la aprobación de reformas constitucionales y no una nueva Constitución. Con ello se convirtió en el primer violador de la Constitución. Posteriormente siguieron su ejemplo los diputados del Congreso Nacional, los vocales del TSE y del TC, y en muchísimas ocasiones el mismo Presidente Correa, sin temor alguno ha violado la Norma Suprema.
El Art. 171 de la CP dice: “Serán atribuciones y deberes del Presidente de la República los siguientes:”, 6. “Convocar a consultas populares de acuerdo con lo preceptuado en la Constitución;” (lo subrayado en negrita corresponde a la omisión en el decreto).
No está por demás transcribir el numeral 1. del Art. 171, que dice: “Cumplir y hacer cumplir la Constitución, las leyes, los tratados y los convenios internacionales y demás normas jurídicas dentro del ámbito de su competencia”.
Hemos visto con asombro o susto, cómo el Presidente Correa no sólo viola la Constitución, sino también varias leyes de la República, como el Código Penal al ordenar una detención ilegal de ciudadanos; la Ley Bancaria, para poner a su gusto a los vocales de la Junta Bancaria; los llamados “videopatiños” hechos con su autorización y conocimiento; designación de funcionarios públicos con juicios penales; Ley de elecciones; Ley de Transparencia; Ley del Gasto Electoral; campañas políticas costosas con dineros de los ecuatorianos, etc., etc.
¿Qué podemos esperar los ecuatorianos si el Presidente Correa gana las elecciones para asambleístas? Digo gana las elecciones, porque él sigue en campaña política pese a la prohibición legal que como Presidente no puede participar en política, peor en campaña de elecciones para asambleístas. ¿No le vemos diariamente haciendo campaña por su partido, por sus asambleístas y poniendo a disposición su cargo de Presidente, si es que pierde las elecciones?
Ahora mismo el Presidente tiene un Congreso Nacional inconstitucional y sumiso. Tiene un Tribunal Supremo Electoral que obró ilegal e inconstitucionalmente. Tiene un Tribunal Constitucional hecho a su medida y así mismo, inconstitucional. Dice que sus partidarios y candidatos a asambleístas deben ser leales al Presidente, lo que en otras palabras interpretamos como que deben ser sumisos y únicamente deben votar en la Asamblea Constituyente conforme lo ordene su Majestad Presidente.
Todavía tenemos tiempo de evitar que el Presidente Correa asuma todos los poderes del Estado y que acabe con la institucionalidad del país. Escojamos de los 4.160 candidatos para asambleístas, sólo 130 hombres y mujeres inteligentes, que sean honestos, que tengan conciencia y pensamiento claro de patriotismo, capaces de discutir una nueva Constitución que beneficie a los ecuatorianos, y no a oscuros intereses de un mal llamado socialismo del siglo XXI. La historia esta en marcha, y nos juzgará por lo que hacemos o por lo que dejemos de hacer.
PatricioDuránAbad