lunes, 10 de diciembre de 2012

MENDICIDAD, LOS ECUATORIANOS SOMOS CULPABLES


MENDICIDAD, ¡LOS ECUATORIANOS SOMOS CULPABLES!
Las calles de Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta, etc., están llenas de mendigos y el gobierno de la revolución ciudadana no tiene mejor versión que echar la culpa  de esta lacra social a los que poblamos las ciudades. Que tal. ¿Ustedes  lo pueden creer? Si, de verdad no es broma.

Vemos a hombres y mujeres adultas, vestidos poco más o menos como guiñapos, fracasados, con sus rostros tristes y ojos apagados por el hambre, llenos de mugre o suciedad, extendiendo sus manos a los transeúntes y conductores de automóviles pidiendo “caridad”; unos posesionados en veredas de mayor circulación peatonal, y otros, en las esquinas que tienen semáforos en las ciudades más importantes de mi patria, dando “una pasadita” de un trapo sucio a los parabrisas y espejos retrovisores de los autos, por una moneda que ayudará a su extrema pobreza.

Vemos niños de entre cuatro y quince años de edad, vestidos con ropas usadas, unas muy grandes y otros con ropas que les quedan muy pequeñas, en cuyos rostros se ve los colores de la pobreza, del hambre, posiblemente con una comida nada nutritiva en todo el día, solicitando limosna. De igual manera, ancianos, discapacitados, sin brazos o piernas, en sillas de rueda; en fin todos ellos piden una caridad. Los funcionarios de la revolución ciudadana, del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y el Instituto de la Niñez y la Familia (INFA) que han tenido más de cinco años de gobierno para hacer algo para erradicar la pobreza, la mendicidad, nada o muy poco han conseguido para los más pobres del Ecuador, pese a que aseguran que se ha reducido el número de mendigos.

Parece que el Presidente y sus funcionarios no están capacitados para asumir esta difícil tarea; parece que no caminan por las calles de las ciudades del Ecuador, y cuando recorren las ciudades, lo hacen en vehículos oficiales a grandes velocidades, causando graves accidentes de tránsito con muertos y heridos. No tienen ojos ni oídos, o se hacen los ciegos porque no pueden ver en las noches los tugurios en donde vive la gente pobre, en casas de cartón, en cuevas, en casas abandonadas, en los portales de las iglesias, de edificios, etc., teniendo como cama la fría vereda de cemento y como cobijas, cartones y periódicos de los millares y gratuitos de El Telégrafo y El Ciudadano que el gobierno distribuye gratuitamente.

Según los funcionarios gubernamentales hay cerca de veinte mil casos de niños, adolecentes, adultos mayores, discapacitados, que están involucrados en la mendicidad; obviamente no reciben el bono de la vergüenza (Bono Solidario) de treinta y cinco dólares que entrega el gobierno en forma mensual a más de 1.9000.000 personas. Dicen los funcionarios que la mayoría de ellos sí tienen en donde vivir, y otros que reciben el bono. ¿En dónde están los albergues para los pobres?, ¿los desayunos gratuitos de que habla la revolución ciudadana?, ¿en dónde están las políticas sociales del gobierno para conseguir trabajo a los pobres de la patria? Sin embargo, la propaganda falsa, abusiva y aventurera dicen que no hay mendigos, que la patria ya es de todos, que la revolución avanza, pero no precisamente para los más pobres de la patria. Claro, ellos no dan votos. ¿Verdad señor Correa?

Lo más grave de todo, es que el gobierno de Correa como siempre busca culpables, y no quedan atrás los funcionarios del MIES e INFA para buscar culpables, para disculparse de su incapacidad  en dar solución a este grave drama social, indicando que los culpables de la existencia de los mendigos somos los ecuatorianos de buen corazón que entregamos unas pocas monedas a los que piden caridad.

 ¡Señores de la revolución ciudadana, si los ciudadanos no damos esas pocas monedas, pues simplemente los mendigos desaparecerán de las calles, porque habrán muerto de hambre!

Los funcionarios del gobierno terminan diciendo que los pobres tienen todo: que tienen el bono solidario; que tienen servicios básicos –en las casas de cartón, en las cuevas, en los portales de las iglesias y edificios públicos y privados-; que tienen casa; que tienen educación gratuita – cuando solo en Quito miles de niños y jóvenes (no mendigos) no tuvieron ingreso a las escuelas públicas; que tienen salud –cuando están famélicos y desnutridos. ¿Cuando les llegará el turno a los pobres de la patria? ¡Jamás con el gobierno de la revolución ciudadana. Estamos indignados.