jueves, 29 de septiembre de 2011

30-S


Mañana se cumple un año de la revuelta policial en la que fallecieron (asesinados, ¿o en guerra), por lo menos diez personas y más de trescientos heridos. Este hecho vergonzoso pasó a la historia, en la que el primer protagonista es el Presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado. Los que seguíamos minuto a minuto las noticias de los medios no gubernamentales en las primeras horas de la mañana, vimos que un pequeño grupo de policías reclamaban sus derechos laborales (quitados por la Ley de Servicio Público, dictada por Correa), grupo a los que se iban sumando  más personal policial. De igual manera, miembros de las Fuerzas Armadas reclamaban también sus derechos adquiridos, y  se tomaban  el aeropuerto de la capital ecuatoriana.

El aciago día, al cuartel policial llegó primeramente un General de Policía que quería poner orden entre su tropa, pero ni siquiera le dejaron hablar porque los reclamantes no le dejaron. Había reclamos airados de los policías, quema de llantas, gritos de protesta, y, en ese ambiente, el Presidente, sin medir consecuencias, trató de ingresar al cuartel policial por dos veces, pese al pedido de muchísimos funcionarios que le exigían que no ingrese. La prepotencia pudo más que la razón, y en el segundo intento logró ingresar con una máscara antigás en la mano. ¿Sabía a lo que se enfrentaba? Fue a meterse como dice la gente común: “en la boca del lobo”. Los exaltados policías le recibieron con gritos, pifias, insultos, le llamaron mentiroso, le increpaban que sus derechos laborales no podía quitarlos. Así y todo logró subir a un segundo piso en donde quiso dar un discurso. Seguían los gritos, la protestas. Veíamos a un Presidente desencajado, temeroso, asustado, timorato, que en una acción desesperada,  se abrió la camisa y gritaba a los exaltados policías: “si quieren matarme aquí estoy, disparen”.

Luego de su show -y de recibir la misma medicina que ordenó dieran a manifestantes, estudiantes y pueblo que reclaman así mismo sus derechos-, con muchas lágrimas ingresó al Hospital Policial. Otra vez fue a parar en la boca del lobo. En su habitación del piso tres, recuperándose del susto, empezó a dar órdenes. Ingresaban a visitarlo sin ningún problema sus partidarios, sus ministros, la Presidenta encargada de la Asamblea Nacional, hablaba con Presidentes de otros países, daba declaraciones, etc. Ya en horas de la tarde, la cadena nacional ordenada por él, decían que el Presidente estaba secuestrado. El Ministro Patiño y otros, a través de los medios del estado, llamaban a los ciudadanos a salvar al Presidente. El Presidente quería ser sacado del Hospital policial, en hombros de sus simpatizantes, pero las cosas le salieron mal, tan mal, que se inventó la versión que al año defiende con pasión: “UN INTENTO DE GOLPE DE ESTADO”. Ordenó al ejército –él es su comandante- su “rescate”, su liberación de los policías que según él lo tenían secuestrado, pero que jamás le exigieron nada por el rescate.

Mañana quiere festejar un año de la muerte de diez ecuatorianos y más de 300 heridos. Quiere festejar su propia mentira, su show, su prepotencia, sin importarle los muertos que causó por su imprudencia al meterse en la boca del lobo. Correa ahora dice que la sublevación fue preparada con dos a tres semanas de anticipación, y sin embargo fue a meterse en la boca del lobo. Que tal. La inteligencia le funcionó mal y ahora pretendía que la Asamblea Nacional avale o confirme la versión oficial de que el 30-S fue parte de una conspiración para derrocar al Presidente. Los gobiernistas no consiguieron los votos necesarios para avalar la versión de Correa.

Mientras tanto, el Movimiento PAIS que lidera Correa pretende celebrar y festejar “el triunfo de la democracia” ante la rebelión policial del 30-S. Se convocó a sus simpatizantes a una masiva concentración para mañana, en la ciudad de Quito, cuando lo que se debe hacer, es contar la verdad al pueblo que dice defender, contar que no hubo intento alguno de golpe de estado, sino que su plan  le salió mal,  acto de vergüenza y de luto nacional. Vendrán según ellos, por lo menos cien mil personas de provincias, lo que ello significa que entre hoy y mañana ingresarán a Quito nada más ni nada menos que 2.000 buses contratados.  

Queriendo ocultar los hechos verdaderos ante la opinión mundial, ha dispuesto que los portales web de los 40 ministerios que forman parte de la Función Ejecutiva, digan en su portada: “30-S, el día que triunfó la democracia”. El Ministerio de Cultura organiza actos para conmemorar el año del infausto suceso, en las 24 provincias del país. Se dice habrá un concierto de Rock. Se proyectarán a nivel nacional videos preparados y editados por el gobierno sobre el 30-S  (con cortes y verdades a medias), Se dice que 12.000 jóvenes llevarán antorchas en una marcha programada para las 18h00. Más de 200 funcionarios de la Secretaría de Pueblos realizarán el “trayecto de la democracia” con velas y banderas desde la Av. América hasta el Regimiento Policial que se sublevó. Presentarán más de 40 grupos musicales. El gobierno en el último mes ha ordenado cadenas nacionales para transmitir su tesis, “de intento de golpe de Estado”. Se han contratado cuñas diarias en los medios no gubernamentales que tienen mucha audiencia, cono el caso de radio Exa, Visión, Sonorama, etc. Cadenas nacionales con duración de treinta minutos para difundir una verdad del gobierno. Con los diarios oficialistas, se distribuyó gratuitamente un DVD de la película Muchedumbre 30-S, calculándose unos 100.000 ejemplares distribuidos en el país. Luego de la revuelta policial, el Gobierno invirtió más de dos millones de dólares  en publicidad. Solo en el mes  de agosto del 2011, hubo un gasto de más de un millón de dólares. La plata sale de las arcas del Estado, de los impuestos que pagan solo los pelucones.

La Fiscalía, (Fiscal designado por Rafael Correa) abre nuevos casos para “investigar la rebelión policial”. Mientras tanto, siguen las persecuciones  en contra del personal de la policía y no del ejército. El Coronel Carrión fue acusado de no abrir las puertas del Hospital Policial para que ingrese Correa, y por “intento de magnicidio” dentro del Hospital. Carrión y su familia han sido permanentemente acosados por el gobierno, por los jefes policiales, por la inteligencia, por agentes policiales. Los ecuatorianos sabemos del odio del Presidente a este oficial de Policía, por el solo hecho de haber dado declaraciones a la cadena internacional CNN, (cuando aún era director del Hospital de la Policía) , quien dijo que el presidente no estuvo secuestrado y que nunca vio que le apuntaran en la cabeza con un arma. El Odio, porque Carrión le robó el show.

En Quito, se ha ordenado bajo prevenciones de sanción, que los empleados gubernamentales salgan a las calles a dar apoyo al Presidente. Se han malgastado millones de dólares en una campaña infame en que el Presidente quiere aparecer como víctima, y no como autor intelectual del 30-S. Ha pasado un año “en las investigaciones” del gobierno, y la inteligencia no ha encontrado NADA, PORQUE NUNCA EXISTIÓ NADA, porque jamás hubo ni siquiera intento de votar al Presidente, peor matarlo. Antes el Presidente tenía el apoyo popular, pero hoy la mayoría de ecuatorianos lo rechaza. No intente otro golpe de Estado. No más muertos y heridos.

Esperamos que hechos como los del 30-S no se repitan. Que no se juegue con el pueblo. Ya no comemos cuento.

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