lunes, 28 de septiembre de 2009

REVOLUCION CIUDADANA DE RAFAEL CORREA

¿Sabía usted que en la República del Ecuador existen 34 Ministerios o “Carteras de Estado”? ¿Sabía que a más de los 34 Ministerios existen muchas “Secretarías de Estado” cuyos personeros tienen el rango de ministros de estado? ¿Puede enumerar usted por lo menos una docena de Ministerios? Yo no, cuanto más que este gobierno lo único que ha hecho es cambiar los nombre tradicionales de los Ministerios de Estado, por otros nombres pomposos, al igual que letreros ostentosos colocados en las fachadas de los edificios en donde antes funcionaban los antiguos ministerios.

Los ecuatorianos percibimos que los 34 ministerios, sumados a la decena de “Secretarías”, no funcionan; ni sumados logran hacer uno, que sea eficiente y capaz de sacar adelante a este país. Ahora cada Ministro de Estado obra según su criterio, sin capacidad, sin conocimiento, improvisados, que siguen las viejas consignas de la partidocracia, con los mismos empleados y asesores de sueldos dorados. El titular de cada Ministerio desconoce lo que debe hacer al frente de su Cartera, o simplemente va a llenar su propia cartera de dólares obtenidos por corrupción. No existe una planificación que proporcione beneficios a sus habitantes. Los Ministros no logran graduarse de individuos honrados, honorables, dignos, eficientes, capaces, trabajadores, que se hagan merecedores de la confianza de los ecuatorianos. Los ministros siguen siendo los de siempre, nada de trabajo pero avanzando en la corrupción.

Hasta ahora (casi tres años de gobierno) los ecuatorianos no conocemos los lineamientos que haya dictado el gobierno de Correa. Sólo se habla de una revolución ciudadana y de un Socialismo del Siglo XXI que nadie entiende ni nadie quiere. Se habla de una revolución ciudadana que cada día deja más ecuatorianos en la desocupación laboral, en la miseria. Se habla de una revolución ciudadana que no permite una seguridad jurídica. No existe seguridad ciudadana. El crimen organizado parece estar protegido por el Estado, porque las bandas delincuenciales están armados hasta los dientes y todos los días cometen execrables crímenes, mientras los honrados ecuatorianos que se han atrevido a protestar en contra del Gobierno de Correa, son perseguidos con juicios penales instaurados por el oficialista Ministerio Fiscal, que tiene obligación legal y moral de investigar la corrupción de los Ministros de Estado y del propio Presidente, pero que hace oídos sordos ante la corrupción desvergonzada. La revolución ciudadana ha servido de plataforma para que el mandatario Correa sea el primer violador de la Constitución de la República; para que ofenda e insulte a todas las personas que no piensan como él, sin importarle que sean mujeres, profesionales decentes, mandatarios de otros países, etc. La lista es larga. Su ego narcisista no le permite mirar más allá de su círculo rosado denunciado por su hermano Fabricio.

Su ego enfermizo de odio contra los que no piensan como él, le hace ser un “caretuco” como él mismo califica a sus opositores. Correa ha perdido el horizonte, ha perdido simplemente la vergüenza. Ahora las tomó con los indígenas llamándoles indios pelucones. Ahora tiene más temor que antes de ser destituido de su cargo, por una serie de levantamientos que se vienen dando en el país, como el paro de los maestros, movilizaciones de los indígena, la protesta de los jubilados, de los estudiantes universitarios, de los estudiantes secundarios que respaldan a sus maestros, de las universidades, de los trabajadores, etc. La lista es larga. Ya no tiene el apoyo popular en su patria y ahora busca el apoyo de sus primos hermanos de la ALBA y particularmente de su compañero Chávez. Después pedirá apoyo a los Estados Unidos. Qué caretuco.

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