Recordemos que Abdalá Bucaram inició su mandato como Presidente
del Ecuador el 10 de agosto de 1996 y terminó el 6 de febrero de 1997 que fue
destituido por el Congreso Nacional.
Solo bastaron seis meses para que este orate deje el poder. Las causas: Populista
insultador; su desgobierno; procedió a la venta de las empresas públicas; subió
el valor del gas y los servicios públicos; el negociado de la mochila escolar;
malversación de fondos públicos. El huyó a Panamá, país en el que vive hasta la
presente fecha (19 años). Arrienda dos pisos en un hotel de lujo de Panamá como
su vivienda y sigue cantando, bailando, drogas, etc., con dineros que se llevó
en costales desde el Palacio de Gobierno, todo ello televisado a vista y
paciencia de los ecuatorianos que miramos horrorizados y con vergüenza el
espectáculo.
Fuera de su patria, la
vice presidenta Rosalía Arteaga quería ser la Presidenta, pero las movidas
políticas en el Congreso Nacional dictaminaron que el Presidente del Congreso
en ese entonces Fabián Alarcón fuera
quien reemplazara al derrocado y vergonzoso mandatario.
En 1998 el pueblo elige a Jamil Mahuad y luego de dos años de
desgobierno que culmina con la dolarización (del sucre al dólar norteamericano),
es reemplazado por Gustavo Noboa que
terminó su mandato.
El Coronel del ejército
ecuatoriano Lucio Gutiérrez Borbúa
en elecciones generales llega a la Presidencia del Ecuador. Asume el poder
desde el 15 de enero del 2003, hasta el 20 de abril del 2005. No llega a concluir
su mandato ya que fue derrocado en una revuelta popular. Fue otra vergüenza. El
Congreso Nacional encarga el poder al vicepresidente Alfredo Palacio. El derrocamiento de Gutiérrez se debió al nombrar
su propia Corte Suprema de Justicia y aceptar que Bucaram arribe al país con el
beneplácito de Gutiérrez. La Corte Suprema nombrada por Gutiérrez suspendió los
procesos penales por corrupción seguidos en contra de Bucaram.
Con estos antecedentes el
pueblo ecuatoriano fue a las elecciones en el 2006. Entre un grupo de políticos
de la vieja guarda, Rafael Correa, un
obscuro y desconocido profesor universitario que fue Ministro de Finanzas de
Alfredo Palacio, se presentó como candidato presidencial. En su campaña
política jamás habló de un Socialismo del Siglo XXI; jamás habló de ser un
ferviente seguidor del comunismo cubano; ser seguidor del populista Hugo Chávez,
y, sobre todo jamás habló de sus amigos los narcoguerrilleros de las FARC de
Colombia, quienes le financiaron su campaña política. Eso sí, Correa mostraba
una amplia sonrisa por donde pasaba y coqueteaba con las mujeres pese a ser del
club de la nube rosada. Su plan de gobierno no decía nada. No importaba.
Con mentiras, engaños y
dineros sucios del narcotráfico guerrillero, alcanzó a conseguir un segundo
puesto en las elecciones generales y fue superado por el ganador en la primera
vuelta, el cándido Álvaro Noboa. En segunda vuelta electoral, el pueblo debía
escoger entre el candidato Álvaro Noboa, millonario, ingenuo, aparentemente
torpe, y el candidato Rafael Correa.
El pueblo se dejó seducir
por una campaña millonaria de Correa. Nadie sabía que ese dinero venía de la
narcoguerrilla colombiana. El pueblo simplemente escogió al profesor universitario,
nuevo en la política y se dejó engatusar. Eso fue el peor error que cometimos
los ecuatorianos, votar por un desconocido, un estafador político ahora
convertido en el más corrupto de la historia ecuatoriana.
¡Y otra vez a lo mismo!
Saqueo de las arcas públicas durante 10 años; un desgobierno total; desmonta
todas las organizaciones e instituciones públicas; dicta más de 40 estados de
emergencia para contratar a dedo; entregar millonarios contratos a su hermano
Fabricio Correa; a sus amigos; a sus socios; a los ladrones que ahora le
acompañan y esperaban su oportunidad de enriquecerse ilícitamente a costa de
los ingentes ingresos petroleros que le pertenecen al pueblo ecuatoriano y se
han convertido en los nuevos ricos del país.
Los ecuatorianos tenemos
una memoria muy frágil. Por ello, durante diez años el Presidente Rafael Correa
con desvergüenza total ha venido atacando descaradamente a los que él llama oposición,
a los medios de comunicación social que denunciaban la corrupción; consiguió
engañar a los ecuatorianos que aceptaran un Socialismo del Siglo XXI, que no es
sino sólo un invento de Hugo Chávez y crear un comunismo disfrazado, que ni el
mismo Correa entiende hasta hoy.
Otra vez la vergonzosa
historia de corrupción al más alto nivel: de compra de los diputados de los
manteles; cerco a la Asamblea Nacional con 4.500 policías; persecución a todas
las personas honestas del país; cierre de medios de comunicación; persecución a
políticos y a los medios de comunicación. En definitiva, dividió al país entre
pobres y pelucones. Otra vez la pobreza, la falta de empleo que ya sobre pasa
los 380.000 ciudadanos. La falta de escuelas, colegios y universidades, centros
de salud, etc. etc. Todo se oculta, todo se calla. La corrupción campea.
Ahora Correa sigue en campaña
política apoyando a los corruptos: Moreno que vivió como un millonario en el
exterior, sin cargo oficial. Glas, que abrió la puerta para la corrupción más
grande de la historia en la petrolera ecuatoriana, corrupción que alcanza desde
los funcionarios bajos de la petrolera, hasta el mismo Presidente.
Abran los ojos
ecuatorianos. No queremos más de lo mismo. Esta vez voten por candidatos
decentes, honestos, técnicos, profesionales honorables, que si los hay. No se
equivoquen nuevamente, caso contrario seremos iguales a la Venezuela de Maduro,
o Cuba de los Castro, o la Nicaragua de Ortega; o la Argentina de Cristina
Fernández; o de la inmensa corrupción del gobierno de Lula y Dilma Rousseff en
Brasil.
Rafael Correa, Moreno,
Glas, Alvarado, Serrano, Patiño, alza manos, etc. etc. no tienen vergüenza. La mayoría
de ecuatorianos sí tenemos vergüenza de estos gobiernos y no queremos más de lo
mismo.
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